11/04/2024

Intento fallido


Sentarme a enfrentar al monstruo sepia gigante, sobrecogedor e intimidante.
A la mano, mi única arma. Esta espada de tinta negra, que se abre camino como puede desgarrando cada línea.

Qué tontería es esta de escribir sobre la incapacidad de escribir.

Proponerme, con más ganas que ideas, con más pasión que talento, a crear una ventana con vistas a un sueño.
Sentarme, nuevamente, a esperar a que llegue la luz.

Pasa el tiempo y lo único poético es mi propia imagen. La de un hombre reducido a sus deseos mirando la lluvia que cae fría y calmada… y nada.
No asoma aún esa alegoría a la muerte, esa codificada oda a la alegría, esa canción que alza la voz en contra de las injusticias. Ni siquiera una pequeña reivindicación de las cosas simples. Nada.

Solo vienen palabras que nombran lo sencillo y común. Vaso, fotografía, helado de vainilla, mar, lunar compartido.

Sentarme, y tratar de disimular estas ganas de escribir tu nombre.



23/03/2024

Una Victoria Pospuesta


Ordenando pensamientos y las conexiones a sentimientos que surgen a su propia voluntad, concluyo que, cuando el objeto del amor está lejos, no queda más que avivar su fuego en el interior:

Recuperar sus besos en un sorbo de café.
Sentir las caricias que envía en el viento, viajero incansable.
Ver su sonrisa en la luna cómplice que espía este secreto.
Volver una y otra vez a la memoria. Protegerla de manipulaciones y alteraciones sutiles.
Izar aquella promesa como bandera de todos mis esfuerzos.
Quizás así, el Dios real y amoroso al que servimos nos de como regalo el despertar de este sueño para vivirlo eternamente.


17/02/2024

Resoluciones con base a una probabilidad

“Y sé que hay caminos a otro lugar
Y que cada ciudad es una cita
Sé que me muero por escapar
Y que los aeropuertos me excitan
Pero siempre vuelvo a casa
Siempre vuelvo
Siempre vuelvo a casa, a casa“.

Siempre vuelvo a casa, Pala. 




La idea de recoger los pasos hacía donde pudiste ser sin máscaras hace mucho acelera el pulso.
Que donde fuiste feliz no debes intentar volver, dicen. Qué gran mentira. Hay que volver con pasión, con intensidad.

En cada despedida se deja un pedacito de si mismo, es cierto. Pero qué bien se siente cuando se va uno construyendo conscientemente, con mimo. Ya no jugando con las piezas que te tocaron, que también, sino sintiendo, tocando, oliendo y escogiendo a placer y a libertad quién quieres ser.

Empezar de cero es imposible. Se lleva a cuesta lo vivido y lo que se dejó pasar. Pero se puede empezar otra vez. Haciendo las paces. Perdonando y perdonándose. Soltando. Quizá no se pueda dejar de tener miedo, pero sí mirarlo de frente y sonreírle, tomarlo de la mano e invitarlo a que nos acompañe en el camino. Hacer un trato con él. Atreverse.

Volver al principio, enlistar lo malo en un papelito y quemarlo para siempre en el tiempo. Curar en la mente y en el corazón. No hacer planes sino tomar decisiones y que eso sea tu pedazo de madera en mitad del naufragio. Esa persona que encontraste en el camino y que ahora es tu ancla y orza, hace que todo haya valido la pena. Entonces la gloria, podrás compartirla con ella. 

Entender que están las circunstancias y la actitud, pero solo controlamos una. Entonces, por eso, a vivir bien, que solo son dos días.

Intento fallido

Sentarme a enfrentar al monstruo sepia gigante, sobrecogedor e intimidante. A la mano, mi única arma. Esta espada de tinta negra, que se abr...